sábado, 24 de agosto de 2019

JULIO ROMERO DE TORRES



Julio Romero de Torres, pintor, profesor y académico. Nació en Córdoba en 1874, en una vivienda anexa al Museo de Bellas Artes, que ocupaban sus padres, porque el pintor Rafael Romero Barros era el conservador y director del citado museo. Falleció en 1930 a los 55 años de edad.
Está considerado como el más popular de los representantes del regionalismo pictórico andaluz y uno de los retratistas más cotizados de España e Hispanoamérica.

Familia

Sus padres tuvieron una prole muy numerosa de los cuales tres hijos fueron pintores. En 1899 Julio contrajo matrimonio con Francisca Pellicer López con la que tuvo tres hijos.

Formación

Al igual que sus otros dos hermanos, Rafael y Enrique, comenzó su aprendizaje, siendo niño, bajo las órdenes de su padre en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba. De su padre heredó el gusto por el realismo, como refleja en muchos de sus paisajes y bodegones. Tuvo un gran afán por aprender y vivió intensamente la vida cultural cordobesa de finales del siglo XIX y pudo compartir ya desde muy joven todos los movimientos artísticos dominantes de esa época.
En 1906 marchó a Madrid, para documentarse y satisfacer su inquietud renovadora. Después realizó viajes de aprendizaje por Italia, Francia, Inglaterra y los Países Bajos.

Docencia

En 1899 obtuvo plaza de auxiliar gratuito de Colorido y Composición en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Córdoba. En 1916 se convirtió en catedrático de Ropaje en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, instalándose definitivamente en la capital.

Inicios artísticos

Inició su vida profesional como ilustrador, trabajando en prensa y revistas locales y nacionales, como la "Unión de Córdoba", "El Imparcial", "La Gran Vía" . En 1890 con 16 años pintó la que sería su primera obra conocida “La huerta de los Morales”. A partir de 1896, Romero de Torres participó en la restauración de los artesonados de la Mezquita-Catedral de Córdoba.
En 1913 fue nombrado vocal del Patronato del Museo en cuyo edificio había nacido y para el cual trabajaría, a partir de 1914, en la catalogación y restauración de sus colecciones, y fue nombrado ayudante del director.

Trayectoria artística

Dos etapas se dan básicamente en su pintura, la anterior a 1907, en la que sigue varios estilos desde el realismo al modernismo, y la posterior a esa fecha, con el estilo personal e invariable que le hizo famoso, sacado de un profundo estudio de Rafael y Leonardo, que le entusiasmaron a raíz de su viaje a Italia.
En la producción de su primera época ocupan un lugar destacado los bellos paneles realizados en1905 para el Círculo de la Amistad de Córdoba, que representan alegorías de las Artes y las Letras.
En 1907 pintó Nuestra Señora de Andalucía, obra que inicia su estética de madurez y en la que puede verse su interés por la región y por los planteamientos historicistas. Presentada ésta a la Exposición Nacional de 1908, obtuvo sin embargo Medalla de Oro con otro de sus lienzos, “Musa gitana”. Volvió a cosechar galardones en 1911 en Barcelona, por “El retablo del amor”, y en Munich en 1913.
Protagonizó un sonado escándalo cuando el jurado de la Nacional le dejó sin medalla en 1912; promovido por la prensa y cierto grupo de intelectuales amigos. En desagravio se le fundió una medalla de oro y el Gobierno le concedió la Encomienda de la Orden de Alfonso XII. En la Exposición Nacional de 1915 se le reservó una sala especial.

Pabellón español

A partir de 1916, su obra comenzó a representar el pabellón español en diversos certámenes internacionales, convocados en París, Londres, etc.

Estancia en Madrid

En 1915, Romero de Torres se estableció en la madrileña Carrera de San Jerónimo e instaló su estudio en el Palacio de Longoria, famoso edificio modernista que ha sido sede la Sociedad General de Autores.
Su carácter sociable le facilitó conocer, durante su estancia en Madrid, a los intelectuales destacados de la época. Asistía a tertulias con Ortega y Gasset, Jacinto Benavente, Manuel y Antonio Machado, Pérez de Ayala y los hermanos Álvarez Quintero. Conoció a Joaquín Costa, y entabló estrecha amistad con Ramón del Valle Inclán. Con éste participó en tertulias, a las que asisten artistas e intelectuales de la talla de los hermanos Baroja, Ignacio Zuloaga, José Gutiérrez Solana, Rafael de Penagos... También estableció amistad, y pinta para la posteridad, a un joven, discutido y prometedor matador de toros: Juan Belmonte. "Machaquito", ya figura de los ruedos, también fue inmortalizado por el retratista cordobés.

Éxito artístico

El gran momento de éxito se produjo en Buenos Aires, el año 1922. En agosto de ese mismo año Julio Romero de Torres había viajado a la República Argentina acompañado de su hermano Enrique, y en los últimos días de este mismo mes se inauguró la exposición, que fue presentada en el catálogo por un espléndido texto de Ramón Valle-Inclán. La muestra constituyó un éxito sin precedentes. Posteriormente participó en múltiples exposiciones individuales en nuestro país y en el extranjero.

Exposición Iberoamericana de Sevilla

Su participación en el pabellón de Córdoba de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 tuvo un gran éxito. Allí se presentaron veintiocho pinturas suyas, en una sala monográfica decorada por su hermano Enrique con lujosas telas diseñadas en el taller veneciano de Fortuny fue inaugurada a principios de 1930, pocos meses antes de su fallecimiento.

La chiquita piconera

Cuando Julio Romero de Torres, estaba agotado por el exceso de trabajo y afectado de una dolencia hepática, volvió a su Córdoba natal para tratar de recuperarse. Pintando en su estudio de la Plaza del Potro, realizó entre los meses de enero y febrero la que sería su obra final y más conocida, “La chiquita piconera”, que resume la concepción que el artista tenía de la pintura. La modelo se mueve dentro de un realismo idealizado, nos mira de forma directa y sosegada, mientras deja caer sus brazos relajadamente. El fondo es un atardecer sobre Córdoba.

Academias

Fue miembro de la Real Academia de Córdoba y de la de Bellas Artes de San Fernando. Fue miembro del Ateneo y de la Sociedad Económica de Amigos del País .

Fallecimiento

Falleció en 1930, a los 55 años de edad en su casa de la Plaza del Potro, en Córdoba. En señal de luto cerraron comercios y tabernas. Su féretro se expuso en el Museo Provincial y en el cortejo fúnebre son obreros cordobeses los que llevaron a hombros hasta su última morada en el cementerio de San Rafael, donde posteriormente se erigió un monumento en su memoria.

Museo Julio Romero de Torres

El grueso de su obra se encuentra en Córdoba en el Museo Julio Romero de Torres, donde se puede admirar el amplio repertorio de cuadros que fueron donados por su familia, por coleccionistas privados o comprados por el Ayuntamiento. Entre las obras más destacadas de este maestro figuran Amor místico y amor profano, El Poema de Córdoba, Marta y María, La saeta, Cante hondo, La consagración de la copla, Carmen, La chiquita piconera o El retablo del amor.

Valoración artística de la obra de Julio Romero de Torres

Las características principales de su obra pueden resumirse en simbolismo, precisión de forma y dibujo, luz suave en ropajes y carnes, extraña luz de escenarios, Poética artificiosidad de escenarios, Dominio de la morbidez , Capacidad enorme para representar la figura humana, Paisajes que refuerzan el simbolismo, Paisajes donde la realidad se convierte en alegoría , Paisajes listos para ser degustados por el alma "sin detenerse en la superficie coriácea de las cosas y Paisajes desmaterializados para su última vivencia con el espectador
A raíz del lienzo titulado Musa gitana -que obtuvo el Primer Premio en una Exposición Nacional celebrada en Madrid en 1908-, el pintor cordobés adoptó una línea nacionalista y folclórica, atenta a los tópicos meridionales y centrada, principalmente, en el retrato de la mujer andaluza. Se trata de un estilo en el que predomina la mezcla del retrato realista con un cierto aire idealista que sitúa a sus figuras en un vago halo intemporal, como si pretendiera hacer de las características físicas de la mujer andaluza un arquetipo universal de la belleza femenina.
En su tiempo fue aclamado por pintores, escritores y contempladores de su obra, quienes celebraban la exaltación de los tópicos nacionalistas difundidos por la obra de Romero de Torres; para probarlo, baste con recordar que las monografías de su pintura y los catálogos de sus exposiciones venían autorizados por comentarios elogiosos de autores como Jacinto Benavente, Ramón María del Valle Inclán, Gregorio Martínez Sierra o Santiago Rusiñol.

Reconocimientos honoríficos

  • En 1912 el Gobierno le concedió la Encomienda de la Orden de Alfonso XII
  • En 1922 se le rindió un entrañable Homenaje en el Hotel Ritz de Madrid, al que asistió el cordobés José Sánchez Guerra como Presidente del Gobierno y un mes después se procede a su nombramiento por parte del Ayuntamiento de Córdoba de Hijo predilecto de la ciudad.
  • Muchos hogares españoles exhibieron durante mucho tiempo reproducciones de las principales obras de Romero de Torres, casi siempre decorando las extensas páginas de unos enormes almanaques. Su recuerdo quedó vivo, además, en coplas y tonadillas folclóricas, y se hizo presente durante algún tiempo en las ilustraciones de sellos y papel moneda.


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